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Friday, January 25, 2008

Homo... ¿qué?

El siglo XXI dejó atrás los distintos nombres que los científicos adjudicaron nuestra especie a través de la historia.
Homo habilis y homo erectus fueron algunos de los calificativos aplicados al hombre en su estadio primitivo, antes de ser entronizado como el homo sapiens, pináculo de la escala de la evolución darwiniana y fuente de toda razón (literalmente) y justicia (no tanto).
Sin embargo, poco tardó la humanidad en darse cuenta de que su rasgo distintivo no era el raciocinio constante. Esta realidad irrefutable y el vertiginoso avance de la técnica determinaron que se acuñara la definición homo faber (“hombre que hace o fabrica”). Lamentablemente ésta última tampoco resultó efectiva “porque el calificativo podría aplicarse también a muchos animales”, explicó el historiador y filósofo Johan Huizinga, quien propuso agregar a su vez homo ludens (“hombre que juega”) como otra denominación posible —tal vez la mejor desarrollada— para nuestra especie.
Sin duda que estas expresiones latinas se relacionan cada una con una cualidad humana que intentaba destacarse en cada período de la historia: la habilidad para usar la manos, para pararse sobre dos extremidades, para pensar, para producir, para jugar. Ninguna de ellas puso énfasis, no obstante, en la capacidad del hombre de cuidar y proteger al entorno y respetar la diversidad de las todas las especies naturales, incluida la nuestra.
Y así fue que llegamos al punto donde nos encontramos hoy, a apenas 10 años de que las consecuencias del calentamiento global se tornen irreversibles —la “verdad incómoda” que mostró Al Gore en su película— y con problemas sociales de solución incierta derivados de los elevados índices de pobreza y desigualdad de oportunidades.
Tal vez la
urgencia de los cambios que necesitamos producir para seguir adelante debería impulsarnos a desarrollar otras aptitudes o habilidades humanas, como la de cuidar la diversidad, proteger nuestro entorno y colaborar con nuestros pares en la construcción de un futuro posible. Y a buscar otra expresión que nos defina, vinculadas con el respeto, la aceptación y la responsabilidad, ya que de un cambio de palabras de esa naturaleza parece depender en buena medida nuestro futuro.

Thursday, January 10, 2008

Instantáneas

De un verano muy caluroso.
Una imagen vale mucho más que muchas palabras juntas, dicen.

Entonces, acá van tres imágenes recogidas en tres lugares diferentes.
Porque el movimiento se demuestra andando, dicen que dijo Diógenes de Sínope, un filósofo cínico y muy práctico.

Una solución al eterno problema de las pilas, ideada por el dueño de un departamento de alquiler en la playa. Todos los inquilinos dejaron sus pilas gastadas allí.

















Campañas para separar los residuos y campañas para cuidar el agua. De a poco la conciencia empieza a despertarse y las prácticas cotidianas se vuelven, de a poco, más conscientes.









Monday, December 31, 2007

Cosas y cosas de fin de año


Anoche no podía dormir por el calor y estuve pensando esas cosas a la vez lúcidas y extravagantes que suelen aparecer por la madrugada.

Imaginé qué pasaría si uno pudiera arrojar el año a la basura. O sea, si uno pudiera decidir que el año ya no sirve, tirarlo y comprar otro en el momento en el que le resultara más oportuno. O mejor, me pregunté, qué tal una gran campaña publicitaria que dijera que ya no se usa el ajetreado 2007, que ya es hora de cambiarlo por un 2008 nuevo y brioso. Y a los pocos meses, una campaña similar que difundiera, con simpáticos spots televisivos llenos de actores de moda, que el 2008 es obsoleto y rancio, que ya no responde a las necesidades de una sociedad móvil y en permanente crecimiento y cambio, y que hay que sustituirlo por el 2012, el 3033 o el 5521. “Porque los 2000 han muerto y con ellos las viejas ideologías, las costumbres primitivas asociadas a eso años de decadencia”, diría un locutor con la voz llena de frescura y empatía.


Esas ideas un poco dementes eran, claro, producto del calor, del fin de año, pero también de algunas cosas que vengo viendo últimamente en la blogósfera: Son cada vez más comunes los anuncios de la muerte de alguna cosa y el nacimiento de otra nueva y superadora. “El fin de los foros”; “La muerte del mail”; “El final de la web 2.0”; Y así: la muerte de los teléfonos celulares sin cámara de fotos, de las cámara de fotos con rollo, del Msn, de Facebook, de los blogs, de las revistas de moda, de los sombreros de ala ancha, de la comida orgánica, de la radio, de la música folklórica. Todo prolijamente ubicado lejos de la incertidumbre, ya que con una lógica de "upgrade permanente", cada una de las cosas que muere tiene su sustituto inmediato al que nos vemos urgidos a sucumbir: ¿Serán Twitter, los sombreros con visera, la comida coreana, las cámaras de 50 megapixeles y la música hecha con bocinas, la manera más certera y acabada de representar y llevar adelante nuestra época?; ¿Serán esas las cosas que habrá que tener para poder estar de acuerdo con los tiempos que corren? ; ¿Habrá que quedar sepultado en un amontonamiento de cosas y cosas para poder, finalmente, ser alguien actualizado?

Puesto todo junto y con esa idea de cambiar los años según el antojo del marketing la cosa suena un poco ridícula. Es la intención.

En este espacio me propuse extraer de Internet y de la dinámica de la web 2.0 ideas y metáforas que me sirvieran para poder entender o interpretar un poco el mundo en que vivimos y, desde ahí, intentar un cambio. La idea es compartir esa búsqueda, claro, disparar nuevas y mejores ideas y conclusiones que las mías. Conversar.
Por eso, me pareció que era bueno que esas ideas que me rondaron la cabeza en el calor insoportable de la madrugada estuvieran acá hoy, mientras el año, impasible, inevitablemente, se nos muere en las manos.
Porque me pareció bueno que el mensaje de fin de año en este espacio sea el de mostrar un poco cómo esa lógica del “upgrade permanente”; esa metáfora que puede extraerse del uso de la tecnología, es algo con lo que vivimos de manera constante y termina por invadir distintos ámbitos de nuestra vida dejándonos siempre al borde del vértigo.
Un vértigo que tiene que ver más con una transposición de la lógica del consumo renovado y cíclico que con necesidades reales o propias de nuestra naturaleza.

Son ideas de fin de año, nada más. Pero lo cierto es que me gustaría pensar que esta noche no voy a estar tirando algo viejo y subiendo a un modelo nuevo para lanzarme hacia la próxima actualización. Más bien quisiera enhebrar una plácida continuidad, sin estridentes rupturas. De esa manera es más fácil construir una historia.

¡Feliz año nuevo para todos y cuenten su historia con lo que les venga en gana!

Saturday, December 29, 2007

Cómo ser sostenible (y no enloquecer en el intento). Reporte navideño


Sé que no soy demasiado original si digo "la Navidad es uno de los momentos menos sostenibles del año".
Lo es. Estoy segura.

* La vorágine compradora me tocó casi de costado. Hice mis compras con anticipación, fui de negocio en negocio eligiendo regalos para todos y tratando, en lo posible, de esquivar el tropel de bolsas que me ofrecían: Bolsa, dentro de bolsita, dentro de celofán con un hermoso moño plástico.
Hice lo que pude, pero cuando me di cuenta -y en especial después de que llegaron las 00 y abrimos los regalos- era dueña de una ENORME cantidad de bolsas de todos los tamaños y colores.
Yo había optado por comprar cajas recicladas en una papelera y meter dentro todos los regalos. Una caja por persona: cuatro pesos de gasto por cabeza y el ahorro en bolsas. Mi intención fue buena y todos la festejaron, pero fue difícil escaparme de esa enorme pila de envoltorios que me tuve que traer a casa.

Bonus track: Vi, atónita, por televisión, a miles de compradores corriendo por los pasillos de los shoppings a las 4 de la mañana, buscando ofertas y rebajas súbitas. Y, como contrapartida, escuché a varios conocidos -vendedores de tiendas- contar cómo cerraron los negocios a las 6 am, para volver a abrir a las 10 am.
Justo durante la cena de Navidad, y a propósito de esta "maratón de compras", alguien comentó que después del 9/11, el presidente Bush salió a pedirle a la ciudadanía que continuara con su vida normal. La sugerencia que le dio fue "Consuman".

* Las luces, otro tema. La Navidad es la época del villancico, del arbolito parpadeando mil colores, de los decorados alegóricos en árboles y plazas. En casa probamos evitar las luces navideñas y dejamos el árbol un poco menos recargado que otros años. Pero lo cierto es que, como le escuché decir a alguien alguna vez, uno siente que está desagotando el Titanic con una cuchara de té. La Navidad es, justamente, una época de excesos y derroches. Y es que en nuestra cultura, muchas veces la felicidad y la celebración están íntimamente relacionadas con el derroche.

Bonus track: una medida sensata. Hoy, 30 de diciembre, es el día en el que se decidió que los argentinos debemos adelantar los relojes una hora (a partir de media noche) para aprovechar la luz natural y evitar la crisis energética. Además, el gobierno anunció que se repartirán luces de bajo consumo entre personas con bajos recursos. Para apoyar las medidas, muchos supermercados bajaron el precio en ese rubro. Es un buen momento para reemplazar las luces comunes por las de bajo consumo para colaborar con el ahorro de energía y reducir la emisión de gases a la atmósfera.

* Toneladas de basura: en las veredas, en las calles. En mi casa. Y, para peor, el container para tirar residuos secos y húmedos por separado desapareció de la calle. En su lugar me encontré con una carpa y tres promotoras que me dieron folletos y me explicaron que una nueva empresa estaría trayendo nuevos containers -esta vez, uno por cuadra- entre enero y agosto de 2008.
Todavía no sé qué hacer con mis residuos separados.

* Comidas, calorías y miles de fuentes: soy una entusiasta ferviente de los dulces navideños. Ni hablar de las comidad frías que se sirven antes del plato principal. Pero me costó muchísimo conseguir productos orgánicos para las fiestas. Lo máximo que encontré fue pan dulce orgánico (pequeño pero delicioso, a un precio razonable), frutos secos sueltos y arroz yamaní para la clásica ensalada de atún. Resultado: comimos, tomamos y brindamos con lo mismo que todos.

Después de Navidad, me tomé el trabajo de investigar qué cosas se puede hacer para mitigar el impacto doméstico y ambiental de las fiestas. Encontré algunos tips y varias ideas, pero creo que todavía estamos un poco lejos de tomar el tema seriamente...en esta parte del planeta.

Friday, December 28, 2007

Por un 2008 con mucha pantalla solar

Hace unos días una amiga me envió el link del video Everybody's Free (To Wear Sunscreen), basado en el texto de una columna que la periodista Mary Schmich publicó en el Chicago Tribune en 1997, y musicalizado por Baz Luhrmann, director de los filmes de Romeo + Julieta (1996) y Moulin Rouge (2001).
El e-mail casi se me traspapela entre los buenos deseos de Navidad. Afortunadamente algo —tal vez el hecho de que mi amiga nunca me reenvía los tradicionales .pps con mensajes espirituales— hizo que lo abriera, una decisión que celebro ya que su contenido me conmovió. En especial, porque expresa de manera clara y sencilla qué elecciones implican una opción por la vida y, al mismo tiempo, cómo nuestras prioridades para alcanzar ese objetivo van cambiando con el tiempo.
Un mensaje humano, optimista y, al mismo tiempo, realista, sobre cómo hacer nuestras vidas “sostenibles”, en este caso desde el punto de vista personal, manteniendo una actitud abierta, comprensiva, respetuosa, innovadora. Una actitud de compromiso constante con la vida que nos permita construir una historia junto a nuestros pares, sobre esta tierra y en el largo plazo.
No son consejos. El video ofrece, en realidad, un único consejo fundado en estudios científicos: no dejar de usar pantalla solar. Lo demás son algunas pistas que Mary Schmich atribuye a su experiencia y que, en lo personal, quiero compartir con los usuarios de Odiseo.
Por un 2008 que reafirme nuestro firme compromiso con la vida!


Wednesday, December 26, 2007

Vivir para consumir


Hace unos días leí una nota en La Nación referida a los hábitos de consumo. Una de las cosas que destacaba, era que la nueva cultura global pone en primer plano el corto plazo (lo que es moda hoy desaparecerá mañana); la flexibilidad (hay que adaptarse, cambiar, elegir) y potencia la incertidumbre, ya que quedarse fuera del mercado es fácil y posible.
Lo que prevalece es el descarte porque la necesidad nunca se satisface. Si no somos útiles para producir y consumir, quedamos fuera, como quedan fuera los celulares cuando no funcionan más o la heladera. “El placer dura poco porque no hay deseo que tolere su concreción en una vida que valora la inmediatez, lo descartable, lo virtual, lo fugaz”, explicaba.
Uno puede verlo en los niños y debería poder verlo en uno mismo. Los chicos muchas veces insisten para que les compremos un determinado juguete, pero cuando consiguen ese objeto aparentemente deseado, la satisfacción les dura con suerte algunas horas.
Si la sociología acierta y comprar es el valor supremo de nuestra época, estamos condenados a vivir insatisfechos y en forma irresponsable, precaria, rápida pero poco sabrosa.
El consumo responsable se opone al paradigma de la cultura consumista, buscando opciones a esa fugacidad y descarte. El planteo es simple: la idea es observar nuestra manera de consumir y revisar porqué compramos lo que compramos. ¿Necesito realmente ese objeto? ¿Para qué?
Dicen que en esa elección, con conciencia, es donde nos transformamos en seres humanos.

También hace dos días, en Nochebuena, recibí un regalo vía España, que venía en una bolsa que anunciaba: “No a la Navidad transgénica”(en catalán: No al Nadal Transgénic). Adentro no había tomates orgánicos ni unas medias de puro algodón, sino un objeto por completo suntuario. Un adorno. ¿Lo necesitaba? Definitivamente no, pero me gustó y quise atesorarlo porque era bello.
Me queda claro que de esa materia llamada contradicciones también estamos hechos los seres humanos.
Feliz navidad para todos.
(Si puede ser no transgénica y más conciente, mejor).

Friday, December 21, 2007

Aprender a convivir con el paisaje

Llegan las vacaciones y con ellas, la necesidad de tomar contacto con paisajes generosos, que reciban nuestros cuerpos y mentes agotados por el trabajo y nos permitan integrarnos con sus bellezas durante unos días, para regresar a casa renovados.
Sin embargo, los visitantes de esos lugares en ocasiones no retribuyen la generosidad del entorno, al igual algunos empresarios turísticos que los explotan comercialmente y los gobiernos, que los dejan librados a su suerte. Así, se abandonan en bosques residuos que pueden provocar incendios forestales; se construyen hoteles faraónicos que implican tala indiscriminada de árboles y se levantan torres de alta tensión que obstruyen la contemplación de paisajes declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como la como la Quebrada de Humahuaca.
Luis Castelli, director ejecutivo de la Fundación Naturaleza para el Futuro (FuNaFu) —que trabaja en la conservación de la naturaleza y del paisaje—, acaba de presentar Argentina Ruta 40, un libro producido en colaboración con el fotógrafo Marcos Zimmermann.
A través de textos y fotos por igual conmovedores, la obra reafirma la convivencia entre el hombre y la naturaleza como un valor a promover. Y destaca especialmente el concepto de ruta escénica como aquel camino que se integra en forma armónica con el entorno, resaltando la riqueza natural, cultural o histórica del área circundante y permitiendo disfrutar de esas características a quienes lo transiten.
La elección de la Ruta 40 como un caso a documentar obedeció a que se la considera un camino emblemático de convivencia humana con el paisaje: a lo largo de sus casi 5.000 kilómetros de recorrido —desde la Puna hasta las costas acantiladas del Mar Argentino, en la Patagonia— exhibe sectores de una armonía que deja sin palabras y de un nivel de depredación que duele. En definitiva: todo lo que puede observarse en su prolongado trayecto se observa en otras rutas de la Argentina.
Si mientras buscan el libro de Luis Castelli quieren recorrer uno de sus primeros tramos de esta ruta mágica, entre
Tilcara y San Pedro de Atacama, va un video de 3:51 minutos como muestra.

Tuesday, December 18, 2007

Cómo ser sostenible (y no enloquecer en el intento). Primera semana





La semana pasada presenté la que sería mi experiencia de inmersión durante un mes. En ese momento me preguntaba si era posible vivir en Buenos Aires respetando los valores de la sostenibilidad. La idea era, sin caer en extremismos ni en ninguna clase de otros “ismos”, ver cuántos hábitos domésticos y personales podía cambiar. La clave estaría en hacer las cosas a conciencia: vivir, viajar, comer, etc.

A una semana de comenzada la experiencia, tengo una respuesta para aquella primera pregunta: se puede, pero no es fácil.
Es probable que vivir de un modo sostenible sea algo difícil en cualquier lugar del mundo. Pensar en lo que uno hace, cómo lo hace y cambiarlo si hace falta, es un trabajo incómodo.

De cualquier modo, Buenos Aires y, a menor escala, mi barrio, me depararon varias sorpresas.

Primero, una lista de las cosas que sí pude cambiar durante esta semana:

  • Agua: sin que uno se de cuenta –después de todo, lo único que nos exige tener agua es abrir la canilla- se derrochan muchos litros. La solución: administrarla y hacer un uso racional. Esto es: abrir cuando es necesario, cerrar cuando no. ¿Cuándo? Al lavar los platos, las verduras o cualquier otra cosa. Además, hice arreglar una canilla que perdía un eterno hilo de agua.
  • Luces fuera, ahorro de energía: esta semana descubrí que hay muchas más luces en casa que las imprescindibles. Aprovechando la estación, decidí mantener las luces apagadas y aprovechar la luminosidad natural. Lo mismo hice con la refrigeración: sin aire acondicionado y muchas ventanas abiertas.
  • Fiebre de reutilización: o locura del reciclaje. En vez de comprar uno y reemplazar al que estaba, reciclé el espejo del baño y que quedó como nuevo. Recuperé un vestido y varias prendas que no usaba, recurriendo a la tijera, botones y apliques. Seleccioné una importante cantidad de ropa que regalé en vez de dejarla guardada. Y hasta doné una correa que a mi perro le quedaba chica.
  • Caminar, caminar, caminar: intenté ir caminando a todos los lugares más o menos cercanos. Reemplacé colectivos por subterráneo (haciendo combinaciones milagrosas!) e intenté tomar menos taxis. Me encantaría poder usar la bici para recorrer la ciudad pero Buenos Aires es bastante hostil para los ciclistas.
  • Empecé a armar mi propia huerta orgánica: que, hasta el momento, está integrada por una menta y un perejil. Todavía no me animo a hacer un compost: me dan mucho miedo los insectos.
  • Sin bolsas es mejor: es espantosa la cantidad de bolsas que me dan cada vez que voy de compras. La solución:utilizar mi propia canasta de caña. Los coreanos del supermercado me miran con desconfianza. Ventajas: las compras son más acotadas y sólo llevo lo que entra en la canasta. Resultado: compro menos cosas innecesarias y no acumulo bolsas. Más difícil fue cuando fui a comprar regalos para navidad. ¿Cómo llevar remeras, camisetas y faldas en la mano? La solución: una sola bolsa para todos los regalos. La sorpresa: en el Festival Buen Día, unos chicos me vendieron una remera y no me dieron una bolsa porque, según dijeron, estaban en contra de la contaminación.

Otras cosas fueron más difíciles de resolver:

  • Productos orgánicos: no encontré dónde comprar vegetales orgánicos, cereales ni productos producidos bajo las leyes del comercio justo. No al menos cerca de casa. La solución: en el barrio chino de Belgrano se consiguen muchas cosas. Verduras orgánicas, toda clase de semillas, cereales, productos certificados. La desventaja: resulta incómodo movilizarse tan lejos para hacer las compras. Y los precios son bastante altos. Tengo la intención de seguir buscando lugares más cercanos.
  • Luces de bajo consumo: no todas las lámparas de la casa aceptan bombillas de bajo consumo. Y no todas las ferreterías tienen todas las medidas y modelos.
  • Objetos reciclables: hay poco en el mercado que se pueda comprar con la certeza de que se trata de productos reciclables. El veterinario, por ejemplo, me dijo que “lo mataba” cuando le pregunté si las bolsitas para los paseos caninos eran reciclables.
  • Residuos responsables: el gobierno de la ciudad de Buenos Aires tiene un programa llamado Basura Cero. Y en la calle hay containers donde se puede tirar la basura, discriminando los materiales para favorecer la recuperación. El problema: tuve que caminar cuatro cuadras para llevar mi basura (previamente separada según qué clase de desperdicios se trataba). También me tomó un tiempo extra investigar qué se considera residuo seco y cómo seleccionarlo.

    Acá está el testimonio.


En conclusión: fue una semana productiva, con cambios pequeños que quiero volver permanentes. Varias personas cercanas se interesaron en mi experiencia. Algunos se rieron, pero otros me preguntaron cómo se podía hacer para “hacer las cosas de una manera más responsable”.

Es exactamente lo que estoy tratando de descubrir, les respondí.

Monday, December 17, 2007

Un paseo por las nubes


A veces es complicado responder a preguntas simples.
En esta época del año uno suele ir a muchas reuniones y las presentaciones, con sus consiguientes preguntas fáciles de respuestas difíciles, son inevitables.

“¿Quién sos?”; “¿Qué hacés?; “¿Qué sos?”

“Soy Santiago”. Esa es una respuesta posible. Simple y contundente: un nombre. “Tomo una copa de vino”, también es aceptable, aunque un poco extraña por su apego excesivo a lo inmediato. “Soy una persona del sexo masculino de 29 años nacida en Buenos Aires”, estaría bien para un interrogatorio policial, pero suena un poco fuera de lugar en una fiesta.
Lo cierto es que, cuando conocemos a alguien, solemos responder de acuerdo a un orden jerárquico de autodefiniciones. Empezamos por nuestro nombre y nuestra ocupación o, si estudiamos, por nuestra profesión. Después, relatamos como loros nuestros curriculum vitae, desplegamos una serie de relaciones intentando saber si tenemos conocidos en común. Recién si sentimos algún interés en seguir la conversación, improvisamos temas circunstanciales o indagamos en gustos personales, composición familiar o ideas y pareceres generales. Hablamos siguiendo una lógica profundamente arraigada en nosotros: nos definimos desde las categorías y organizamos esa información de manera lineal y jerárquica.
Un poco aburrido de presentarme siempre de la misma forma y convencido de que, en realidad, no era mucho lo que decía de mí a través del método tradicional de presentación, pensé en los TAGS.
Imaginé mi propia nube de definiciones; relaciones, informaciones cruzadas que me definen:

Argentino, casado, licenciado en psicología, periodista eventual, dibujante amateur, escritor de cuadernos, miembro del Equipo Odiseo, tímido a veces, otras, expansivo, volcado más a lo salado que a lo dulce, mejor jugando adelante que como defensor, lector compulsivo, a veces, reposado fanático del zapping inconducente y extraño de la madrugada, cocinero improvisado y con una suerte intuitiva para la mezcla de especias, hijo mayor de tres hermanos, impuntual hasta la exasperación, desordenado y sin embargo, impaciente, perfeccionista.


Me di cuenta de que estaba más cómodo ahí, en la nube; que la personalidad, como casi todas las cosas está en construcción constante y se puede describir, definir, categorizar, interpretar y mostrar desde una multiplicidad de caminos y perspectivas.
Tan acostumbrados como estábamos a encorsetarnos; a vestirnos de pequeños cajones, a ponernos y sacarnos uniformes, los Tags muestran como hay otra manera de ver las cosas.
Lo sólido se desvanece en el aire, dicen algunos, y ahí estamos, flotando en las nubes.

Los tags son una manera nueva de definir la realidad y de relacionarse. Una forma de generar sentido y conocimiento simultaneo y colectivo. Una manera de que el sentido no se agote, que fluya y que se conecte sin jerarquías.
En el post de Ernesto de ayer acerca del cambio de mentalidad que traen las nuevas generaciones alguien nos consultaba si creíamos que la web 2.0 en sí misma podía producir algún cambio.
Creo que sí.
Desde hace un tiempo me acerqué al estudio de la web 2.0 y estoy seguro que de ahí se desprenden nuevas formas de interpretar, pensar y vivir la realidad. Mi intención es ir investigando este cambio, intentar entenderlo y compartir ese viaje en este espacio.
Para empezar el recorrido, nada me pareció mejor que hacer un paseo por las nubes.

Friday, December 14, 2007

Valores compartidos


Él tiene 16 años. Ella, 8. Se conocieron este año en la sede de la Fundación Social para el Bienestar de la Gente, en el barrio porteño de La Boca.
Ella va a la Fundación por las tardes al salir de la escuela. Mientras espera que sus papás terminen de trabajar y vengan a buscarla, toma la merienda, juega con amigos y hace la tarea.
Él va una vez por semana a colaborar con el comedor y a dar apoyo escolar a los chicos de primaria. Para prepararse, hizo un taller de voluntariado en el colegio secundario donde cursa tercer año que, como muchos otros en la Argentina, mantienen programas de acción solidaria.
Ella fue su primera alumna el primer día que él dio su primera clase de apoyo de matemáticas. Aunque las ciencias son su fuerte, ese día estaba muy nervioso. Tanto, que le costaba explicar algo tan simple para él como una multiplicación. La ansiedad hizo que se enredara con las palabras a tal punto que, en un momento, se le trabaron las ideas y la lengua. Entonces, ella le tomó la mano, lo miró a los ojos y le dijo: “Tranquilo. Explicame despacito que yo te voy a entender”.
Él es mi hijo mayor y este año aprendió mucho de su experiencia en la Fundación. Le dejó, sobre todo, confianza en sí mismo y en su capacidad de transmitir algo valioso a los demás. Un instrumento noble para enfrentar las tempestades de la adolescencia.
De ella apenas conozco esta anécdota. Un gesto y unas pocas palabras que hablan de una nena contenida por su familia, criada en el amor y la solidaridad con los otros, aun en las dificultades que acarrea la pobreza.
El libro Sostenibilidad 2.0 —obra colectiva del Equipo Odiseo, publicada también como wikilibro— se señala a la confianza, la interrelación, la colaboración y la participación entre los valores clave del nuevo paradigma que la humanidad intenta adoptar hoy para asegurarse la supervivencia en el planeta.
Acaso esta pequeña historia de valores compartidos en la que ambos protagonistas logran un aprendizaje (ella, conocimiento matemático; él, autoconfianza) sea un buen indicio de que la nueva generación tiene mucho que enseñarnos al respecto.

Sunday, October 14, 2007

Avalancha

En medio al aluvión de mensajes publicitarios diarios que refuerza los estereotipos inalcanzables de belleza entre el público femenino, dos empresas se unen en un esfuerzo para dar una tregua a adolecentes de todo el mundo.

La revista Seventeen, cuyo contenido está desarrollado exclusivamente alrededor de temas relacionados con la apariencia, acaba de unirse a Dove de Unilever en un proyecto para que las chicas adolecentes “hagan las paces” con su cuerpo frente a los estereotipos estipulados por la industria de la belleza.

En una encuesta realizada junto al “Fondo para la autoestima” de Dove, se encontró que el 51% de las chicas dicen que deberían estar más conformes con su cuerpo pero que sienten una presión cultural para ser más flacas. Otro dato que impresiona es que el 91% de las adolecentes sienten estrés o ansiedad relacionada con alguna parte de su cuerpo al arreglarse cada mañana. Basado en esta información, Dove lanzó su nuevo video viral Onslaught (Avalancha), como continuación a la famosa campaña Evolution.



Por otro lado, Seventeen invita a que las chicas se sumen al “Tratado de Paz con el Cuerpo” que contiene enunciados como por ejemplo: “Nunca culpar a mi cuerpo porque tengo un mal día”, “Acordarse de que el sol va a nacer de todas formas mañana aun si hoy a la noche como unos pedazos de pizza de más y una bocha extra de helado”, y más también “Acordarse de que lo que uno ve en la tele y en los avisos no siempre es real,– lleva mucho tiempo de peinado, dieta, dinero y trabajo para lucir así.”

Existen por lo menos dos motivos poderosos por detrás de esta campaña, uno de ellos está relacionado al hecho de que en los últimos años las revistas que apuntan al público femenino “teen” vienen perdiendo cada vez más audiencia, causando el cierre de publicaciones importantes como Elle Girl y Teen People.

El otro, dicho por la jefa de edición de la revista Ann Shoket, es que "Estamos viendo una crisis de imagen corporal entre el público adolecente. Aunque nuestro objetivo es ayudarlas a lucir bien, nuestra misión pierde el sentido si no hacemos con que además, se sientan bien.”

En fin, en el mundo de los negocios también sobrevive el que más rápidamente se adapta a los cambios en su entorno. De eso se trata la evolución.

Thursday, August 30, 2007

Somos lo que hacemos




¿Y si uno pudiera ser un poco más que una metódica sucesión de gripes y fiestas de cumpleaños? ¿Si cuando apuntáramos nuestra cotidianeidad en nuestros blogs personales (esos impúdicos sucesores de los diarios íntimos) pudiéramos decir, además de que nos molestan las colas de los bancos y creemos que es mejor usar Google que Yahoo, que cambiamos el mundo?
Suena a mucho y, a la vez, a muy poco; a frase hecha y manoseada: a superhéroe ingenuo de mallas ajustadas.
Sin embargo,
si uno lo piensa,
en el fondo,
no es para tanto.
No hay que atarse a un ballenero en los ratos libres que nos queden después del trabajo.
Más bien parece que hay que tomar conciencia de que uno es lo que hace.
Sí, otra frase hecha,
pero cierta.
Pequeñas cosas, de eso se trata.
Al menos esa es la sensación que queda cuando vemos que en el sitio We are what we do ya hay casi un millón de pequeñas acciones que están cambiando el mundo a partir de un cambio personal.


Dan ganas de sumarse, ¿no?

Sunday, March 04, 2007

Por qué las mujeres pueden cambiar el mundo


Arriba: las mujeres Warmi abrieron el primer cyber de Abra Pampa. Es uno de sus tantos emprendimientos económicos que les permiten ser autosustentados,
Abajo: Rosario Quispe, de la Puna a Harvard. las fotos son de Graciela Calabrese de La Nacion.


Hoy salió en La Nación una nota escrita por María Eugenia Ludueña sobre los logros de un grupo de mujeres Warmi en su comunidad de Abra Pampa, en la Puna Argentina (leer aqui). La nota es resultado de la iniciativa de las Beca Avina a la Investigación Periodística en Desarrollo Sostenible. En un post anterior, comenté la nota que hizo Luján Cambariere, otras de las ganadoras de la beca, en el suplemento de diseño y arquitectura de Página 12.
En esta nota, Ludueña viajó a la Puna Jujeña para contar la historia de Rosario Quispe y su organización de mujeres collas Warmi Sayajsunjo, que significa: Mujeres Perseverantes. Rosario Quispe logró agrupar a las mujeres de su comunidad para desarrollar emprendimientos económicos y mejorar las condiciones de sanidad y calidad de vida.
En 1997 consiguieron el apoyo financiero de Avina y llevaron adelante un programa que incluye microcréditos y el desarrollo de una serie de empresas gracias a lo cual hoy la organización se autosustenta.
“En la puna la mayor carga la lleva la mujer. Es más fuerte y responsable. No tengo problema en que la decisión esté en manos de ella o él. Pero la plata se la doy a ella. Cuida más las cosas, no negocia con la dignidad”, dice Rosario. Tanto que todos los cargos directivos de esta organización son ocupados por mujeres. Y enumera sus valores:
  1. Respeto por la Madre Tierra,
  2. por los mayores
  3. Ser comprometido,
  4. ser solidario,
  5. Ser honesto,
  6. Ser digno
  7. Llevar bien la vida.
El sentido de contar brevemente esta historia es justamente reflexionar sobre los valores de aquellas mujeres que pueden cambiar el mundo.

En la última edición de Ode, hay una nota dedicada a analizar lo que ellos denominan una emergencia de valores femeninos en algunas partes del mundo. En el libro The Real Wealth of Nations: Creating a Caring Economics, la socióloga Riane Eislerdescribe la diferencia entre un "domination system" (en el que los hombres se consideran superiores a las mujeres y promueven el individualismo por sobre la cooperación) de un "partnership system", una sociedad en la cual todo se piensa en términos de igualdad. Para la autora de este libro, los ejemplos de este tipo de sociedades serían Suecia, Noruega, Dinamarca, Islandia y Finlandia. En mi opinión, tambien las mujeres Warmi están desarrollando en la Puna un "partnership system".
En esos países, hombres y mujeres alcanzaron un alto grado de igualdad en todas las áreas. "A medida que avanza el status de las mujeres en esas sociedades, avanza también la solidaridad y la no-violencia, valores que en el sistema de dominación son considerados inferiores por los hombres.
El progreso de la cooperación no implica una desventaja económica para estos países. Al contrario, sus efectos ya pueden verse en el mundo corporativo, el cuidado del medio ambiente, la ayuda económica al mundo en desarrollo y otras áreas.

Los valores del sistema de dominación son:
  • se piensa en términos de superioridad e inferioridad
  • De arriba hacia abajo
  • Altos niveles de abuso y violencia
  • Corrupción
  • La jerarquía se sustenta en el miedo y el control
  • La motivación básica es evitar el dolorVínculo
Los valores del sistema de "partnership" son:
  • se piensa en términos de igualdad
  • No hay ni arriba ni abajo
  • Altos niveles de cuidado mutuo
  • Transparencia
  • Cooperación basada en el apoyo y el empoderamiento mutuo
  • La motivación es encontrar el placer
Rosario Quispe estuvo en Harvard (donde por primera vez una mujer dirige esa casa de estudios) hablando de su experiencia.