Sin embargo, los visitantes de esos lugares en ocasiones no retribuyen la generosidad del entorno, al igual algunos empresarios turísticos que los explotan comercialmente y los gobiernos, que los dejan librados a su suerte. Así, se abandonan en bosques residuos que pueden provocar incendios forestales; se construyen hoteles faraónicos que implican tala indiscriminada de árboles y se levantan torres de alta tensión que obstruyen la contemplación de paisajes declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como la como la Quebrada de Humahuaca.
Luis Castelli, director ejecutivo de la Fundación Naturaleza para el Futuro (FuNaFu) —que trabaja en la conservación de la naturaleza y del paisaje—, acaba de presentar Argentina Ruta 40, un libro producido en colaboración con el fotógrafo Marcos Zimmermann.
A través de textos y fotos por igual conmovedores, la obra reafirma la convivencia entre el hombre y la naturaleza como un valor a promover. Y destaca especialmente el concepto de ruta escénica como aquel camino que se integra en forma armónica con el entorno, resaltando la riqueza natural, cultural o histórica del área circundante y permitiendo disfrutar de esas características a quienes lo transiten.
La elección de la Ruta 40 como un caso a documentar obedeció a que se la considera un camino emblemático de convivencia humana con el paisaje: a lo largo de sus casi 5.000 kilómetros de recorrido —desde la Puna hasta las costas acantiladas del Mar Argentino, en la Patagonia— exhibe sectores de una armonía que deja sin palabras y de un nivel de depredación que duele. En definitiva: todo lo que puede observarse en su prolongado trayecto se observa en otras rutas de la Argentina.
Si mientras buscan el libro de Luis Castelli quieren recorrer uno de sus primeros tramos de esta ruta mágica, entre Tilcara y San Pedro de Atacama, va un video de 3:51 minutos como muestra.
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