Monday, December 31, 2007

Cosas y cosas de fin de año


Anoche no podía dormir por el calor y estuve pensando esas cosas a la vez lúcidas y extravagantes que suelen aparecer por la madrugada.

Imaginé qué pasaría si uno pudiera arrojar el año a la basura. O sea, si uno pudiera decidir que el año ya no sirve, tirarlo y comprar otro en el momento en el que le resultara más oportuno. O mejor, me pregunté, qué tal una gran campaña publicitaria que dijera que ya no se usa el ajetreado 2007, que ya es hora de cambiarlo por un 2008 nuevo y brioso. Y a los pocos meses, una campaña similar que difundiera, con simpáticos spots televisivos llenos de actores de moda, que el 2008 es obsoleto y rancio, que ya no responde a las necesidades de una sociedad móvil y en permanente crecimiento y cambio, y que hay que sustituirlo por el 2012, el 3033 o el 5521. “Porque los 2000 han muerto y con ellos las viejas ideologías, las costumbres primitivas asociadas a eso años de decadencia”, diría un locutor con la voz llena de frescura y empatía.


Esas ideas un poco dementes eran, claro, producto del calor, del fin de año, pero también de algunas cosas que vengo viendo últimamente en la blogósfera: Son cada vez más comunes los anuncios de la muerte de alguna cosa y el nacimiento de otra nueva y superadora. “El fin de los foros”; “La muerte del mail”; “El final de la web 2.0”; Y así: la muerte de los teléfonos celulares sin cámara de fotos, de las cámara de fotos con rollo, del Msn, de Facebook, de los blogs, de las revistas de moda, de los sombreros de ala ancha, de la comida orgánica, de la radio, de la música folklórica. Todo prolijamente ubicado lejos de la incertidumbre, ya que con una lógica de "upgrade permanente", cada una de las cosas que muere tiene su sustituto inmediato al que nos vemos urgidos a sucumbir: ¿Serán Twitter, los sombreros con visera, la comida coreana, las cámaras de 50 megapixeles y la música hecha con bocinas, la manera más certera y acabada de representar y llevar adelante nuestra época?; ¿Serán esas las cosas que habrá que tener para poder estar de acuerdo con los tiempos que corren? ; ¿Habrá que quedar sepultado en un amontonamiento de cosas y cosas para poder, finalmente, ser alguien actualizado?

Puesto todo junto y con esa idea de cambiar los años según el antojo del marketing la cosa suena un poco ridícula. Es la intención.

En este espacio me propuse extraer de Internet y de la dinámica de la web 2.0 ideas y metáforas que me sirvieran para poder entender o interpretar un poco el mundo en que vivimos y, desde ahí, intentar un cambio. La idea es compartir esa búsqueda, claro, disparar nuevas y mejores ideas y conclusiones que las mías. Conversar.
Por eso, me pareció que era bueno que esas ideas que me rondaron la cabeza en el calor insoportable de la madrugada estuvieran acá hoy, mientras el año, impasible, inevitablemente, se nos muere en las manos.
Porque me pareció bueno que el mensaje de fin de año en este espacio sea el de mostrar un poco cómo esa lógica del “upgrade permanente”; esa metáfora que puede extraerse del uso de la tecnología, es algo con lo que vivimos de manera constante y termina por invadir distintos ámbitos de nuestra vida dejándonos siempre al borde del vértigo.
Un vértigo que tiene que ver más con una transposición de la lógica del consumo renovado y cíclico que con necesidades reales o propias de nuestra naturaleza.

Son ideas de fin de año, nada más. Pero lo cierto es que me gustaría pensar que esta noche no voy a estar tirando algo viejo y subiendo a un modelo nuevo para lanzarme hacia la próxima actualización. Más bien quisiera enhebrar una plácida continuidad, sin estridentes rupturas. De esa manera es más fácil construir una historia.

¡Feliz año nuevo para todos y cuenten su historia con lo que les venga en gana!

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