Saturday, December 29, 2007

Cómo ser sostenible (y no enloquecer en el intento). Reporte navideño


Sé que no soy demasiado original si digo "la Navidad es uno de los momentos menos sostenibles del año".
Lo es. Estoy segura.

* La vorágine compradora me tocó casi de costado. Hice mis compras con anticipación, fui de negocio en negocio eligiendo regalos para todos y tratando, en lo posible, de esquivar el tropel de bolsas que me ofrecían: Bolsa, dentro de bolsita, dentro de celofán con un hermoso moño plástico.
Hice lo que pude, pero cuando me di cuenta -y en especial después de que llegaron las 00 y abrimos los regalos- era dueña de una ENORME cantidad de bolsas de todos los tamaños y colores.
Yo había optado por comprar cajas recicladas en una papelera y meter dentro todos los regalos. Una caja por persona: cuatro pesos de gasto por cabeza y el ahorro en bolsas. Mi intención fue buena y todos la festejaron, pero fue difícil escaparme de esa enorme pila de envoltorios que me tuve que traer a casa.

Bonus track: Vi, atónita, por televisión, a miles de compradores corriendo por los pasillos de los shoppings a las 4 de la mañana, buscando ofertas y rebajas súbitas. Y, como contrapartida, escuché a varios conocidos -vendedores de tiendas- contar cómo cerraron los negocios a las 6 am, para volver a abrir a las 10 am.
Justo durante la cena de Navidad, y a propósito de esta "maratón de compras", alguien comentó que después del 9/11, el presidente Bush salió a pedirle a la ciudadanía que continuara con su vida normal. La sugerencia que le dio fue "Consuman".

* Las luces, otro tema. La Navidad es la época del villancico, del arbolito parpadeando mil colores, de los decorados alegóricos en árboles y plazas. En casa probamos evitar las luces navideñas y dejamos el árbol un poco menos recargado que otros años. Pero lo cierto es que, como le escuché decir a alguien alguna vez, uno siente que está desagotando el Titanic con una cuchara de té. La Navidad es, justamente, una época de excesos y derroches. Y es que en nuestra cultura, muchas veces la felicidad y la celebración están íntimamente relacionadas con el derroche.

Bonus track: una medida sensata. Hoy, 30 de diciembre, es el día en el que se decidió que los argentinos debemos adelantar los relojes una hora (a partir de media noche) para aprovechar la luz natural y evitar la crisis energética. Además, el gobierno anunció que se repartirán luces de bajo consumo entre personas con bajos recursos. Para apoyar las medidas, muchos supermercados bajaron el precio en ese rubro. Es un buen momento para reemplazar las luces comunes por las de bajo consumo para colaborar con el ahorro de energía y reducir la emisión de gases a la atmósfera.

* Toneladas de basura: en las veredas, en las calles. En mi casa. Y, para peor, el container para tirar residuos secos y húmedos por separado desapareció de la calle. En su lugar me encontré con una carpa y tres promotoras que me dieron folletos y me explicaron que una nueva empresa estaría trayendo nuevos containers -esta vez, uno por cuadra- entre enero y agosto de 2008.
Todavía no sé qué hacer con mis residuos separados.

* Comidas, calorías y miles de fuentes: soy una entusiasta ferviente de los dulces navideños. Ni hablar de las comidad frías que se sirven antes del plato principal. Pero me costó muchísimo conseguir productos orgánicos para las fiestas. Lo máximo que encontré fue pan dulce orgánico (pequeño pero delicioso, a un precio razonable), frutos secos sueltos y arroz yamaní para la clásica ensalada de atún. Resultado: comimos, tomamos y brindamos con lo mismo que todos.

Después de Navidad, me tomé el trabajo de investigar qué cosas se puede hacer para mitigar el impacto doméstico y ambiental de las fiestas. Encontré algunos tips y varias ideas, pero creo que todavía estamos un poco lejos de tomar el tema seriamente...en esta parte del planeta.

2 comments:

Lívia said...

Acá en Brasil también me asusta el descontrol consumista. La cena de navidad me marea sólo de mirarala. Acá, en un verano de 40 grados, comemos como si estuviesemos en el invierno del norte. Una locura, nada sana o sostenible.

Yo propuse a mí familia que el próximo año sea una navidad distinta: que la comida y los regalos no sean los protagonistas, pero la gente y las buenas relaciones...

besos a todos!

Ingrid Astiz said...

Algo que me sorprende todos los años es el derroche en fuegos artificiales, no le encuentro la gracia ya que molestan a los animales y algunos son extremadamente peligrosos.

Sobre el peligro, recomiendo una nota que ayuda a tomar consciencia con humor: http://www.igooh.com.ar/Nota.aspx?IdNota=16637